Descripción en el Quijote
Media noche era por filo, poco más a menos, cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso. Estaba el pueblo en un sosegado silencio, porque todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse. Era la noche entreclara, puesto que quisiera Sancho que fuera del todo escura, por hallar en su escuridad disculpa de su sandez. No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos de don Quijote y turbaban el corazón de Sancho. De cuando en cuando, rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban con el silencio de la noche, todo lo cual tuvo el enamorado caballero a mal agüero; pero, con todo esto, dijo a Sancho:
— Sancho, hijo, guía al palacio de Dulcinea:…
La descripción del Toboso está precedida por dos acciones, que pertenecen al núcleo, que se compone de cuatro: dos al principio, los indefinidos: dejaron el monte y entraron el Toboso, y dos al final, lo tuvo a mal agüero y dijo a Sancho. En el centro las acciones simultáneas en imperfectos que muestran la escena de la noche, mostrada con sus sonidos. Esta descripción se cierra con el indefinido final: lo tuvo a mal agüero, que parece la conclusión lógica. Sigue el verbo introductor de lenguaje directo: dijo a Sancho.
Repartido el núcleo en sus extremos, el centro corresponde al estrato descriptivo. Escrito en imperfectos, casi todos ellos de acción, pero sin ilación temporal, sucesos que están sueltos, enumerados, reiterados, simultáneos, como corresponde al aspecto no concluido del imperfecto y a la representación de la noche.
Son imperfectos de actividad, pero no incorporables a la trama. Un resumen breve podría ser este: entraron el Toboso, en la noche se oían los gritos animales, don Quijote lo tuvo por mal agüero. La descripción es un estrato con objetividad, no lo dice nadie, pero no contiene argumento. Con imperfectos se forma el estrato descriptivo.
La esencia de lo narrativo es la representación de un suceso. Y la esencia de lo descriptivo es la representación sin suceso, es decir, solamente representación. En la representación descriptiva y en la narrativa se cumple el mismo principio: nadie lo cuenta.
No obstante, en este texto se percibe un hablar, un comentario de alguien. La frase: Era la noche entreclara, puesto que quisiera Sancho que fuera del todo escura, por hallar en su escuridad disculpa de su sandez.
Lo primero: era la noche entreclara, es representación pura. Si después dijera, cambio el verbo a imperfecto: quería Sancho que fuera del todo escura, por hallar en su escuridad disculpa de su sandez. Sería un querer de Sancho que, aunque acción interior, pertenece al conjunto de acciones descriptivas externas, como gruñían puercos, mayaban gatos, que se muestran sin más. Pero lo que quería Sancho, no el simple acto interior de querer, el querer mismo, lo dice una voz. Esta frase es equivalente por su estructura a una de lenguaje indirecto. Lo que quiere lo dice el narrador, y aún más claro en el texto de Cervantes, con el condicional hipotético, puesto que quisiera Sancho.
Dentro del pasaje descriptivo asoma el estrato hablado del narrador. Entreverados entre sí en la trama del texto y perfectamente distinguibles.
El poco más o menos, es una frase hecha. Y el como suele decirse es también una frase entrometida de la voz subjetiva del narrador en la representación.
José Antonio Valenzuela
- ¿Sería difícil pedir a los aprendices de escritor algún ejercicio en el que se empleara la misma estructura?
- ¿Sugiero, si son varios los alumnos escritores, pedirles que se lean mutuamente y valoren ellos mismo sus escritos?