Esta parte del blog y sus entradas tienen que ver con la tarea de aprender a escribir, con su dificultad.
Los pequeños nacen desnudos y son analfabetos. Hay que vestirles y luego, una vez que ya están vestidos y hablan, se les enseña a leer y seguramente también, al mismo tiempo, a escribir.
Como los sonidos no tienen imagen ni se les puede dibujar por un parecido es necesaria una clave de asociación entre lo sonoro y lo escrito. Esto no es natural como el hablar. Hacía falta que alguien la inventara y lo hicieron los pobladores de la costa fenicia hace más de tres mil años.
Los niños desde entonces, guiándoles, se tienen que emplear a fondo con esa clave. Y todos culminan su esfuerzo con éxito. Cuando lo logran dejan de ser analfabetos. Se sitúan en el otro lado de la humanidad, que ha estado y está dividida entre los que saben o no saben leer.
Esta es la principal batalla de los niños. Al ganarla entran en el mundo de la lengua escrita. La diferencia es abismal entre alfabetos y analfabetos, dentro, claro está, de la común dignidad humana.
Pero esto solo es empezar y aquí empezamos desde este paso primero en la enseñanza de la lengua.
¿En que consiste enseñar lengua escrita?
En su primer paso se trata de guiar la conducta que lleva desde el hablar al escribir. Sea el modo de hablar el que sea, acaso una forma dialectal.
El hablar es parte de la conducta y del carácter. Es una actividad del vivir y convivir. Y también de pensar. Se piensa con la lengua que se habla. Las palabras son sonido en su origen, pero silenciado se habla para el interior.
El idioma materno lo tiene cada persona dentro de sí. Y el grupo de personas que conviven tienen una lengua materna común. Es como una común respiración. Es actividad interior y exterior. La posee un niño en común con otros. Sus sonidos parecidos forman el modo de hablar
En esto consiste al empezar la “asignatura” de Lengua Española con niños que hablan español: la materia prima ya la tienen, es su propio hablar tal cual. Empecemos por ahí, por el diálogo o los diálogos, por la lengua hablada.