Mc7, 14-23
14Y después de llamar de nuevo a la muchedumbre, les decía:
—Escuchadme todos y entendedlo bien: 15nada hay fuera del hombre que, al entrar en él, pueda hacerlo impuro; las cosas que salen del hombre, ésas son las que hacen impuro al hombre. 17Y cuando entró en casa, ya sin la muchedumbre, sus discípulos le preguntaron el sentido de la parábola.
18Y les dice:
—¿Así que también vosotros sois incapaces de entender? ¿No sabéis que todo lo que entra en el hombre desde fuera no puede hacerlo impuro, 19porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y va a la cloaca?
De este modo declaraba puros todos los alimentos.
20Pues decía:
—Lo que sale del hombre es lo que hace impuro al hombre. 21Porque del interior del corazón de los hombres proceden los malos pensamientos, las fornicaciones, los robos, los homicidios, 22los adulterios, los deseos avariciosos, las maldades, el fraude, la deshonestidad, la envidia, la blasfemia, la soberbia y la insensatez. 23Todas estas cosas malas proceden del interior y hacen impuro al hombre.
Universidad de Navarra. Santos Evangelios . EUNSA. Edición de Kindle.
Comentario general
Este fragmento solo contiene una acción, que no sea verbo de lengua (decir o llamar), que es entró en casa. La materia de la narración son las palabras de Jesús, pero tiene un mínimo enmarque narrativo.
Jesús da un giro, cambia, deja a los judíos, y en el mismo lugar, se dirige la la gente, y les pide imperativamente que le escuchen y le entiendan. Es un acto de enseñanza evidente y explícito.
Encontramos cuatro intervenciones habladas A, B, C, y D.
A. La primera de Jesús, que deriva el tema hacia hacia los alimentos, pero ya no es la pureza legal y levítica; plantea la comida de los alimentos de otro modo: pide razonar sobre las causas de la impureza moral, usar el propio entendimiento, no argumenta con la ley ni con algún profeta.
B. La segunda, sí cambia el lugar al interior de la casa. Los discípulos preguntan, porque no entienden o no saben salir de la pureza legal. No piensan en un plano moral, aunque tienen la evidencia del razonamiento: el alimento de fuera no puede hacer impuro al hombre.
C . La tercera es un reproche suave de Jesús mismo hacia los discípulos en forma de preguntas directas.
En la frase intercalada y aislada, de este modo declaraba puros todos los alimentos, se percibe directamente que alguien habla y no es Jesús, porque no lo dijo así. Por tanto, Marcos colocó ahí esa explicación y puesto que sabemos que él es el autor de todo el libro se lo atribuimos a él, sin que el texto lo diga. Por esto precisamente hay que apreciar la diferencia narrativa de esta frase, distinta de las demás, sin hecho alguno, es hablar.
D. Esta intervención última de Jesús está separada de lo anterior, introducida con un imperfecto, decía, que indica lo hablado resumido en forma común o no por extenso o que lo dijo de varias maneras. Sigue un catálogo de vicios, algunos contrarios a los mandamientos de la ley de Moisés, no a la levítica, sino a la moral. Van en dos series de seis mas o meno ordenadas y resumidas en las palabras: maldades y cosas malas.
Conclusión
Terminan esta parte que he separado en dos unidades, en ambas predomina la intervención hablada de Jesús. Son, sin duda, pasajes narrativos o situados en el contorno de un suceso, pero su importancia mayor está en la doctrina de las intervenciones, que centran la atención, más que los hechos.