El texto de la narración se escribe con cinco fases que están lingüística y ontológicamente definidas. La narración, toda narración, tiene a su disposición únicamente cinco tipos de frase. Este número está asentado, descrito y demostrado.
Las frases van apareciendo sucesivamente en la línea del escrito narrativo. Al conjunto de ellas, las de un mismo tipo, aunque desperdigadas en la línea, las he llamado estrato. La narración tiene o dispone de cinco estratos. Como la lengua es de naturaleza lineal, no se superponen, forman una trama consecutiva de cinco hilos. Se puede reflejar esta de estructura y también su intensidad en un pentagrama.
Cada una de las frases con las que se compone una narración tiene un intensidad narrativa diferente, que va en cuatro pasos de fuerte a débil.
El estrato más fuerte es el núcleo o serie de pretéritos perfectos simples de indicativo. Que es la arquitectura temporal básica de toda narración. Imprescindible y primero en intensidad y fuerza narrativa. Da la pauta de las acciones y la consistencia del relato.
El estrato más débil, de menor fuerza narrativa, es el hablar del narrador. Al describir el origen de la representacón narrativa, se aprecia que en la formación de su núcleo el hablar real desaparece y luego aparece un hablar inmanente. El hablar del narrador es, sin duda, el estrato de menor intensidad narrativa. Parece incluso contrario a la representación o al menos se sitúa fuera de ella, incompatible con ella. El narrador es el último, por ser un habla residual que está como flanqueando los estratos de la representación, en los que nadie habla. Cuando el narrador habla, la historia representada cesa. En cierto modo es antinarración.
El otro estrato de hablar, como el del narrador, es el lenguaje directo de los diálogos. Estos dos estratos de hablar no emplean la lengua de la representación. Pero es muy distinto el hablar de los personajes y el hablar del narrador. Estos no hablan al lector de modo sumiso, sino que manifiestan vivamente su hablar vivo. Lo digo paradojicamente, porque su hablar es representado, no vivo, pero la representación procura poner con fuerza su mundo ante los ojos. El mundo representado no es el mundo vivo y el hablar representado tampoco es el hablar vivo. Pero el diálogo es representación de primer plano. Después del mundo representado en el núcleo, la fuerza narrativa la tiene la representación del hablar, los diálogos o el lenguaje directo.
¿Y por qué en segundo lugar? Porque el diálogo solo no es narración, es narración cuando se apoya en el soporte de lo representado, en el núcleo. Necesita la representación lingüística, que es donde se encuentra la historia, y el diálogo solo no la forma. El diálogo es la incorporación de la subjtividad a la objetividad de la represetación.
Por último las dos líneas del pentagrama que quedan por asignar corresponden a los estratos de la representación que acompañan al núcleo: las acciones en imperfecto del segundo plano y los imperfectos descriptivos. El plano descriptivo es el más débil entre los que configuranla representación, por carecer de acción articulada y se acerca, por esta condición, al hablar del narrador con el que a veces se confunde y el lector tiene que decidir si habla alguien o se describe.
Si los estratos se escribieran sobre un esquema pautado de cinco líneas, se diferenciaban por estrato y por intensidad. Y el escrito narrativo desplegado en él, mostraría su naturaleza lineal y estratificada.
La intensidad narrativa se refleja y de modo claro en el buen estilo, cuando la frase es oportuna se sintonizan el contenido significado y la estructura, con la intensidad del estrato. Ordenados en disminución son estos:
Núcleo. . . . . . . . . . . . . . . . . . __________ subió el maestro
Diálogos. . . . . . . . . . . . . . . . __________ ¿Se sabe algo?
Segundo plano. . . . . . . . . . __________ echaban el cierre
Descripción. . . . . . . . . . . . .__________ estaba al completo
Narrador. . . . . . . . . . . . . . . __________ si hubiera llegado antes.
Las frases corresponden a este fragmento:
El maestro subió y preguntó: –¿Se sabe algo? En ese momento echaban el cierre. El almacén estaba al completo. Si hubiera llegado antes, no estaría sofocado.
José Antonio Valenzuela

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