La comunicación y la representación

La comunicación y la representación

Los actos singulares de hablar entre  miembros de la misma comunidad idiomática, como el español, son la realidad de la lengua. Hechos primarios, actos de comunicación, de los que se  puede tener una muestra. Un corpus de actos de hablar que utilizan el sistema del español, su gramática  y los usos de sus palabras. La palabra, término corriente entre todos los hablantes, es una unidad del sistema y el individuo las encuentra en él, las conoce, aunque no todas, y tendrá un vocabulario abundante o escaso. Pero nadie las crea ni las inventa, nadie las puede modificar a su capricho. El orden propio de los sonidos en cada palabra está fijado. Son, por lo tanto, objetos, entidades estables.  

Pero en los actos de habla, cuando se tata de enunciados, el hablante emplea frases, que no son unidades ya hechas para escoger. Los actos de hablar los confecciona el propio individuo, son singulares y propios, aunque puedan  repetirse frases ya dichas por otros. Esa es la lengua que existe. El conjunto de todos los actos de habla. A este conjunto de hechos singulares, lo  denominó Saussure parole. Y la materia de estudio de la lengua no es esa, sino la estructura con que esos actos singulares se forman, no el montón de los hechos en bruto, sino el sistema presente en ellos.

Pero Saussure asumió que la parole o dicho en español actos de habla responden a una sola clase de acto: el uso que se hace de la lengua es únicamente hablar y comunicar a un tiempo.  Lo que no distinguió Saussure ni lingüistas posteriores, que yo sepa, es que en la parole o en los actos de habla o, dicho de otra manera, en el uso de la lengua, encontramos otro acto que no es hablar ni es comunicación. El empleo de la lengua no se despliega únicamente con actos de hablar. La lengua no es solamente comunicación y hablar. Se emplea para representar. También se emplea para formar con ella objetos. En los objetos nadie habla. Se confeccionan con frases únicas y personales, con frases no habladas y ajenas a la comunicación. Frases que de por sí son objetos, como acabo de indicar, pero no pertenecen al sistema, sino a sus actos a su parole. Los crea el hablante sin hablar. Los fabrica componiendo frases únicas y singulares, con el fin de representar sin comunicación hablada.

De este modo la lengua no es un sistema de comunicación.  Primariamente lo es, pero lo es también de representación. La lengua se emplea en la comunicación y en la representación del mundo. Dos actos diferentes entre los que no se establece un paralelismo, sino una derivación de primario a secundario. Pero son dos actos independientes e iguales. El segundo deriva del primero, que consiste en comunicación y hablar; de  ese uso nace el de representar con actos propios, que se independizan de tal manera que no son ni hablar ni comunicar.

La representación va cobrando un enorme desarrollo, por el empleo que los usuarios hacen de ella, sobre todo por la explosión de la  narrativa. Es necesario distinguirla, conocerla y señalarla como una propiedad que tiene la lengua, que no es la de hablar o la de comunicarse. La lengua es un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura. Esto dice el diccionario de la RAE. Hay que añadir la función de representar.

La actividad más empleada es comunicarse, pero  el uso del idioma no consiste solamente en comunicación. Tenemos actos lingüísticos, de carácter también social, en los que la lengua es la materia para la construcción de objetos. Que naturalmente son objetos lingüísticos, lo que sintoniza con la condición de objetos de las palabras. Con unos objetos se construyen otros.

Se realiza una representación sin interlocutor presente o diferido. No hay comunicación. No se confeccionan frases comunicativas. Este acto lingüístico, acto de representar, tiene otro carácter, pero es también de naturaleza social. Acto singular, acto creador de un objeto con palabras, pero de orden superior a las palabras, porque no son objetos del sistema. Pertenecen al hablar, según el concepto de Saussure. El individuo hablante no puede crear palabras, que son  objetos de  lengua, pero con sus actos crea otros objetos, del mismo modo que se efectúan enunciados de comunicación lingüística, se confeccionan   obras, utilizando las palabras como barro de alfarero.

La comunicación requiere al menos dos personas, un hablante emisor y un oyente receptor. La representación no requiere el contacto con el contemplador de ella.  Para hacer un objeto, una bicicleta, no se necesita al ciclista, aunque se haga para que luego alguien se monte en ella. Pero no hay comunicación establecida entre artesano y usuario. Menos aún si se trata de un objeto de arte, la historia del arte es la historia de sus objetos, que por serlo están ahí para que se contemplen.   Y si su materia fuera los sonidos, los sonidos son objetos que requieren reproducción, realizarse cada vez con la interpretación de otro artista. Es la misma cuestión: la partitura o el escrito, el violinista o el lector. La creación de objetos con la lengua, no tiene la menor duda. Un poema es tan fijo como son fijos lo sonidos de las palabras.

José Antonio Valenzuela

20/05/20