hay frases o fragmentos de lengua que no se pueden atribuir a nadie. Un refrán no lo ha dicho nadie, está en el común acervo del idioma como un objeto, y cuando un hablante lo emplea, parece que lo cita, como suele decirse o como dice el refrán, pero no puede atribuirlo a nadie. En realidad, ni cita ni está hablando.